El cierre de los jardines infantiles ocasionado por la pandemia mundial no solo afectó el ritmo de vida de los niños y niñas produciendo un cambio abrupto que los saco de sus rutinas, sino que también, puso a los adultos a asumir nuevos retos, como trabajar desde casa para cumplir con sus obligaciones laborales y ahora tener que cuidar a los pequeños, además de reorganizar los ingresos y velar por la salud de toda la familia en medio de la incertidumbre.
Los niños y niñas les tocó un poco más de sacrificio al ser los primeros en iniciar el aislamiento en un mundo sin amigos, parques cerrados, una tarde sin helados y ver sus actividades limitadas a una pantalla con aplicaciones que jamas nos imaginamos iban a ser el único contacto con su desarrollo comunicativo, social, emocional y cognitivo.
Mucho se dice que los niños se adaptan muy fácil a los cambios, pero la alegría de estar en casa todo el día duro muy poco, aparecieron los miedos, las rabietas y el insomnio como formas para expresar el estrés. Sin embargo estábamos seguros de que teníamos que proteger a los niños y niñas contra una pandemia de la cual sabíamos muy poco y mucho menos de cuáles serían los efectos que podría producir en los menores de edad.
De acuerdo con la UNICEF la pandemia del Covid-19 ha provocado cambios drásticos en sus vidas en tres pilares fundamentales.
- Educación: el cierre de los centros escolares agrava la brecha digital y empobrece.
- Alimentación: los jardines garantizaban la alimentación saludable a miles de niños y niñas.
- Salud emocional: alejarles de su rutina y exponerles a situaciones de estrés que no pueden gestionar les hace más vulnerables.
Es tal la preocupación que ha creado el hecho que los niños hayan dejado de asistir a los jardines infantiles que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado que la reapertura de los centros infantiles debe ir acompañada de las siguientes recomendaciones:
*Medidas a nivel comunitario
* Políticas, prácticas e infraestructura
* Higiene y prácticas diarias en el centro y las aulas
* Detección y asistencia a infantes, docentes y demás personal del centro que estén enfermos
* Protección de las personas de alto riesgo
* Comunicación con las familias
* Aprendizaje a distancia
Con todas estas recomendaciones los niños y niñas a su regreso encontraran un jardín muy diferente y muchas de las actividades no volverán a hacer iguales, las medidas preventivas deberán ser parte de su rutina diaria al constituirse en normas básicas durante la permanencia de los niños y niñas en el jardín, donde según la OMS la higiene de manos constante, medidas de higiene respiratoria, el distanciamiento social, el evitar el contacto de manos con ojos, nariz y boca, tendrán que ser medidas adoptadas por todos los centros infantiles como norma institucional.
A partir de está nueva realidad, toda institución debe tener su documento base de protocolos de acuerdo a su naturaleza, infraestrucutra y día a día del jardín. No se trata de un documento estático, este debe estarse actualizando en función de las nuevas resoluciones y recomendaciones de las entidades sanitarias distritales y nacionales, socializada con toda la comunidad.
En cuanto a las familias, que en su mayoría tienen miedo y se preguntan lo duro que debe ser para los niños retornar al jardín después de mucho tiempo. ¿será como su primer día?, ¿van a llorar? ¿ se les dificultaran despegarse de su familia? ¿les provocará ansiedad y estrés?. Los especialistas recomiendan que los padres deben reforzar desde sus casas la idea de que volver al jardín es positivo, con esto los niños y niñas podrán hacer que su incertidumbre sea mas llevadera y permitirá más rápido regular su emociones y la recuperación de hábitos.
Las neurociencias han demostrado que, si bien el cerebro humano es plástico y aprendemos durante toda la vida, es especialmente durante los primeros años donde las ventanas de oportunidades permiten captar más información y desarrollar descodificación que impactarán hasta nuestra vida adulta. De ahí la importancia de contar con un adecuado espacio de estimulación en distintos ámbitos (desarrollo del lenguaje, desarrollo socioemocional, matemático, artístico y visual), haciendo la diferencia en el desarrollo integral de niños y niñas. El espacio y las actividades que se generan en el jardín infantil abren a nuestros niños y niñas múltiples posibilidades de conocimiento presente y futuro.